En la República Dominicana se registró el asesinato de las tres hermanas Marital , hecho que tuvo lugar el 25 de noviembre de 1960, por el dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo.
En 1981 se celebró en Bogotá el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, donde se decidió marcar el 25 de noviembre como Día Internacional de No Violencia contra las Mujeres, recordando el asesinato de las hermanas Maribal.
En 1993 la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la Declaración sobre la eliminación de la Violencia contra la Mujer, en la que se definió "la no violencia contra la mujer" como
"Todo acto de violencia basado en el género que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o psicológico, incluida las amenazas, la coerción o la prohibición arbitraria de la libertad, ya sea que ocurra en la vía pública o en la vida privada."
En dicha Asamblea se reconoció que eran necesario "una clara declaración de los derechos que se deben aplicar para asegurar la eliminación de toda violencia contra la mujer en todas sus formas, y un compromiso de los Estados y de la comunidad internacional en general para eliminar la violencia contra las mujeres".
Desde la Federación de Enseñanza de la Región de Murcia proponemos este espacio de diversidad LGTBIQ+. Educafectos surge con la intención de unir puentes, empoderar personas en sus diferencias y frente a su labor profesional. La orientación sexual y la identidad sexo-genérica no es ajena a otros ámbitos de la sociedad, de ahí que nuestro cometido sea también interseccional y, por lo tanto, plenamente inclusivo.
jueves, 14 de noviembre de 2013
jueves, 7 de noviembre de 2013
Diversidad Afectiva, Sexual y de Género: Una cuestión sindical
¿Qué es la diversidad afectiva y sexual? ¿Qué supone ser diferente? ¿Soy igual que el resto
de las personas de mi entorno?
Estas son preguntas que
podemos hacernos cuando escuchamos diferentes argumentaciones sobre las
reivindicaciones de determinados colectivos a favor de la diversidad sexual.
Comisiones Obreras se ha caracterizado desde
sus inicios por defender a todas las personas indistintamente de su edad, su
procedencia geográfica, género o la posibilidad de tener o no una discapacidad.
La diferencia nunca ha sido planteada como un elemento asonante o perturbador,
ya sea esta diferencia física, de género, orientación sexual o identidad de
género.
Luchar en contra de la discriminación, el
acoso o la exclusión social, han venido siendo un referente para CCOO
independientemente del principio que los genere.
Es por este motivo que, desde un sindicato de
clase como el nuestro, tenemos que garantizar la igualdad de oportunidades y el
acceso al empleo de calidad para que todas las personas puedan emprender un
proyecto de vida que les permita independencia económica, ya sean mujeres,
jóvenes,
inmigrantes, lesbianas,
gays, bisexuales o transexuales. Es, por lo tanto, nuestra responsabilidad luchar
contra la homofobia y transfobia en el ámbito laboral.
Entendemos la diversidad afectivo-sexual como
las distintas maneras de manifestar amor, afecto, cariño y sexo, ya sea hacia
personas del mismo sexo, sexo contrario o a ambos. Desde Comisiones Obreras
defendemos que esta diversidad en ningún caso debería suscitar situaciones de discriminación,
acoso, exclusión o simplemente rechazo en ninguna circunstancia y menos en el ámbito
laboral.
Las personas nos reconocemos
cuando somos aceptadas por nuestro grupo de referencia, es muy importante
sentirse aceptado por las personas de nuestro entorno. Si tenemos en cuenta el
elevado porcentaje de tiempo que pasamos en el trabajo, se hace especialmente
necesario asegurar un ambiente inclusivo en el entorno laboral, esto es, que no
excluya a nadie y que facilite compartir
un espacio en el que todas y
cada una de las personas que componen la plantilla laboral puedan sentirse
respetadas, aceptadas y valoradas como tal.
CONTEXTO
LABORAL Y DIVERSIDAD
Actualmente en nuestro país
existe un posicionamiento político y jurídico muy claro respecto a la igualdad de
todas las personas. La lucha contra la violencia sexista, el reconocimiento del
derecho a contraer matrimonio entre personas del mismo sexo y la ley de cambio
registral, han dotado a nuestra sociedad
de un marco legal más
favorable para la igualdad, el respeto a la dignidad y el pleno desarrollo de
la personalidad humana.
En cambio, las prácticas
sociales distan mucho de promover esta igualdad legal y en los entornos
laborales sigue existiendo una tendencia a invisibilizar aquellas opciones que
se alejen de la heteronormatividad.
Llamamos heteronormatividad a dar por hecho que todas
las personas que nos rodean en el trabajo son heterosexuales, lo que provoca
una gran asintonía entre el ritmo legal y el ritmo social que puede producir
situaciones de tensión o malestar en las relaciones entre los y las
trabajadoras.
Este contexto puede provocar
situaciones de discriminación o separación de aquellos trabajadores y trabajadoras
que, no viviendo el espacio laboral como seguro, deciden autoexcluirse de
algunos sectores o espacios laborales.
En la esfera del trabajo, también
se mimetizan los roles sociales con los que identificamos a mujeres y hombres,
cómo han de comportarse, cómo vestirse, cómo actuar. Todo lo que se aleje de
esos roles es visto con recelo y, en ocasiones, como discordante.
Mujeres trabajadoras que deben
ser comprensivas, tolerantes, pulcras, no competitivas, colaboradoras. Hombres
trabajadores que han de ser fuertes, varoniles, protectores, despreocupados,
insensibles y, que si se alejan pueden verse sometidos a alguna presión por
parte de una parte de la plantilla.
¿Quién no ha escuchado en el trabajo expresiones
tales como “a mí lo que haga la gente en la cama me da igual” cuando sale el
tema de la homosexualidad o transexualidad? Existe la tendencia, por parte
de algunas personas, a
pensar que hablar de homosexualidad, bisexualidad o transexualidad forma parte
de la intimidad de las personas y tiene, por tanto, que estar excluido de todo
espacio público. Sin embargo, cuando un compañero o compañera viene diciendo
“este fin de semana estuve con mi marido en la playa” ninguna persona dice “a
mí con quien te acuestes me da lo mismo”, o si se escucha “me fui a cenar con
un chico”, nadie responde “no quiero saber nada de tu vida sexual”.
Los chistes machistas u
homófobos están tan integrados en nuestra cotidianidad que, en muchas ocasiones,
ni tan siquiera somos conscientes de ellos. No actuar y seguir permitiendo
términos despectivos, chistes o expresiones que denigren la homosexualidad o la
transexualidad, no hacen
más que contribuir al
mantenimiento de actitudes machistas y homófobas, así como a perpetuar los esquemas
sociales preconcebidos.
En el ámbito más cercano de
lo privado, las personas lesbianas, gays, bisexuales y transexuales viven –
cada vez más – su sexualidad desde la visibilidad, mientras que en el espacio
laboral existe una gran resistencia a hacer pública su diversidad sexual por
temor a sentir exclusión o rechazo, a que las condiciones laborales sufran
algún cambio y, en muchos casos, cierto temor al despido en el trabajo o a la
no renovación del contrato laboral.
Si bien muchas personas
dicen conocer a alguna lesbiana, gay o transexual y oímos lo de “si yo tengo muchos
amigos gays” fuera del espacio laboral, al mismo tiempo afirman “no, en mi
trabajo no hay ninguno”. Se tiende a invisibilizar la realidad de una
diversidad sexual tan clara como que las mismas personas a las que quieres y
con las que tienes una relación fuera del trabajo y son LGTB tienen, a su vez ,
un trabajo al que van a diario.
La disparidad de situaciones
tiene mucho que ver con el sector de actividad al que nos dirijamos, donde las
repercusiones laborales de salir del armario en el trabajo pueden ser variadas:
no promocionar profesionalmente, estar sometido a chistes fáciles de
connotación ofensiva hacia homosexuales o transexuales, gestos incómodos por
parte de los compañeros y compañeras cuando la persona se acerca a un grupo,
sentirse excluido en los espacios comunes, desayunos o comidas, no disfrutar de
los derechos laborales derivados de sus parejas e, incluso, en muchas
situaciones, la no renovación del contrato laboral, o despido injustificado.
Es mucho más complicado
hacerse visible en la empresa privada que en la administración pública, en la pequeña
y mediana que en la gran empresa, en sectores de producción como la
construcción o la industria
- profesiones más masculinizadas – que en
sanidad o personal de servicios sociales. Esto provoca que muchas personas
lesbianas, gays, bisexuales o transexuales decidan no acercarse a determinadas actividades
o estén abocadas a vivir una doble vida, inventándose una relación heterosexual
para pasar desapercibidas. De este modo, se ven obligadas a medir susexpresiones
cada minuto para no levantar “sospechas” mientras escuchan argumentaciones de
rechazo hacia las personas que se alejan de lo que se considera “habitual”.
Este esfuerzo por no “meter la
pata” al que están sometidas las personas con otras opciones sexuales, puede
provocar dificultades de autoestima, así como disminución en el rendimiento en
el trabajo y – si la persona es muy joven – una dificultad añadida a su proceso
de identidad personal y sexual. Esta situación no es admisible en un momento en
el que la discriminación laboral por motivos de orientación sexual e identidad
de género está totalmente prohibida tanto legal como normativamente. Como
detallaremos en el apartado 7, sobre normativa y legislación, contamos con directivas europeas,
legislación nacional de obligado cumplimiento e
informes de la OIT
(Organización Internacional del Trabajo) que manifiestan la necesidad de
abordar la diversidad afectivo sexual en el ámbito laboral.
Cuando estés en el trabajo y
escuches chistes ridiculizando a las mujeres, que hagan alusiones ofensivas a las
características físicas de las personas, a los homosexuales o a los
transexuales – independientemente de cual sea tu orientación sexual o identidad
de género – recuerda que alguna persona de tu entorno laboral puede sentirse
mal. En el caso de que te encuentres en esa situación, intenta concienciar a
tus compañeros y compañeras de la importancia que tiene la aceptación para
todas las personas. Si estás
presente cuando un compañero
o compañera está siendo menospreciado por su aspecto físico, por su género, por
su homosexualidad o transexualidad, como miembro de CCOO, no te pares: actúa.
En la presente publicación
vamos a abordar los conceptos clave de la diversidad, la homofobia, cómo actuar
si alguna persona decide ser visible en el entorno laboral, qué hacer ante
situaciones de acoso, rechazo o discriminación por motivos de orientación
sexual e identidad de género, qué recursos hemos de conocer, cómo plantearlo en
las mesas de negociación, entre otros elementos. Porque depende de nuestra
acción que el trabajo sea un contexto respetuoso y libre de prejuicios, sin
discriminación ni
represión; es decir, un
espacio de libertad en el que cada persona pueda expresarse de forma plena. De este
modo, desde el ámbito laboral estaríamos contribuyendo a la transformación
hacia una sociedad en la que se respete la diversidad sexual.
Diversidad Afectiva y Sexual. Una cuestión sindical CCOO
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