domingo, 29 de mayo de 2016

Ley de Igualdad Social LGTBI, un paso histórico para nuestra Región.

El pleno de la Asamblea Regional ha aprobó el pasado 18 de mayo por unanimidad la Ley de Igualdad Social de Lesbianas, Gais, Bisexuales, Transexuales, Transgénero e Intersexuales (LGTBI), que pretende avanzar en la igualdad de trato de estos colectivos, permitirá, entre otras cuestiones, educar en la diversidad afectivo sexual
Desde CCOO Enseñanza nos alegramos de este gran avance social en nuestra Región y apoyamos la iniciativa en el desarrollo legislativo de la consecución de sus objetivos.

La ley recuerda que estos colectivos siguen sufriendo a día de hoy discriminación, acoso y represalias por personas para los que la homosexualidad "es una enfermedad o una desviación", por lo que propone combatir estas actitudes a través de un nuevo Observatorio regional y el respaldo de las instituciones públicas autonómicas.
La ley incide en que el sistema sanitario público prestará atención psicológica y clínica a los transexuales, tanto menores de edad como adultos, para lo cual les proporcionará tratamiento hormonal, el proceso quirúrgico genital, aumento de pecho y masculinización de tórax, así como las prótesis necesarias y las medicaciones que modulen su tono y timbre de voz acorde con su sexualidad.
En cuanto a la educación, todos los centros públicos, concertados y privados que impartan Enseñanzas Infantil, Primaria y Secundaria, están obligados a explicar la diversidad afectivo sexual desde las edades más tempranas, "eliminando los estereotipos de normalidad basados en la heterosexualidad como la única orientación sexual válida y admitida".
Además, los centros promoverán acciones que permitan detectar, prevenir y proteger acciones de discriminación o acoso y evitar la impartición de contenidos discriminatorios hacia las personas LGTBI.
La ley contempla sanciones leves, graves y muy graves por comportamientos discriminatorios o represalias contra estas personas, que podrán ir desde un apercibimiento hasta los 45.000 euros de multa y la prohibición de percibir ayudas públicas durante dos años.
Ante medio centenar de miembros de asociaciones regionales LGTBI, todos los grupos han apoyado una ley de la que la diputada socialista Isabel Casalduero, grupo proponente de la iniciativa, ha resaltado que es "integral y muy avanzada", además de beneficiar al conjunto de la sociedad murciana.
Por su parte, la vicepresidenta primera y parlamentaria de PodemosMaría López, ha valorado una ley que ha contrapuesto a la actitud de jueces que les cuesta considerar a los ataques que recibe este colectivo como "delito de odio". "Sale muy barato pegar e insultar a estas personas", ha añadido antes de resaltar que los centros educativos privados "no pueden estar al margen de esta ley".
Desde la bancada de CiudadanosMiguel López Morell ha alertado de que no haría falta legislar sobre esta materia si parte de la sociedad murciana no siguiera discriminando a este colectivo, al tiempo que la diputada popular Isabel Soler ha justificado su apoyo a una ley, a pesar de lamentar que "haya nacido huérfana de participación ciudadana" y que la oposición haya rechazado la mayoría de sus enmiendas.
El presidente del colectivo 'No te prives'Jesús Costa, ha declarado que la nueva ley es un "gran avance" en la lucha por los derechos de las personas LGTBI, y ha hecho hincapié en su relevancia hacia los transexuales, que son los que "más sufren la discriminación a la hora de encontrar trabajo y en los ámbitos sanitario y educativo".

Costa también ha valorado que en los colegios e institutos de la Región de Murcia se trate la educación en la diversidad afectivo-sexual para que los niños y adolescentes conozcan que hay otros tipos de familia además de las formadas por un padre y una madre.
Fuente: La Opinión de Murcia

¡Educación Sexual ya!

Las concepciones y discursos implícitos que las personas tienen sobre la sexualidad “producen” determinadas prácticas de educación sexual, que estriban en la silenciación de la dimensión sexual humana y su tratamiento desde una perspectiva biologicista y reduccionista. De esta forma, el modelo actual de educación sexual se caracteriza más por lo que silencia y oculta que por lo que explícitamente enseña. 

La sexualidad se obvia dentro del currículum escolar, o bien se aborda únicamente desde su componente exclusivamente biológico e higienista.

Esta doble actitud, de prohibición o restricción implícita de la dimensión psicosoci
al de la sexualidad por un lado, y de permisividad de la formación en la dimensión biológica de la misma por otro, es fruto del legado social y cultural que sobre la sexualidad se ha venido transmitiendo de generación en generación, y que todavía no ha transcendido suficientemente lo mitos biologicistas de genitalidad, heterosexualidad y procreación, que continúan anclados en el imagionario colectivo (Font, 1990; Barragán, 1995ª; López, 2005). Esta actitud permisiva desgaja la dimensión sexual humana de su complejidad y riqueza, y la restringe a la reproducción, la genitalidad y la higiene.
Sentar las bases de una verdadera transformación de la educación sexual pasa por evolucionar de la actitud permisiva a la del cultivo. No podemos seguir obviando la dimensión sexual  o abordándola de forma anecdótica y descontextualizada, atendiendo a lo urgente y restringiendo la sexualidad a la prevención de enfermedades y de peligros. Debemos abordar la sexualidad como una dimensión de la persona  que es necesario promocionar y cultivar, pues incluso de esta forma se llega antes a lo urgente (De la Cruz, 2003; Amezúa y Fouart, 2005). Así pues, la prevención de los riesgos derivados de la actividad sexual deberían ser abordados siempre desde los programas más amplios de la educación sexual, resaltando los aspectos positivos de esta dimensión humana.
La sexualidad se convierte así en un valor que necesita ser trabajado y promocionado, recuperando su dignidad y dejando de ser un atributo de las más variadas miserias (enfermedades, disfunciones, abusos o agresiones) y un bien consumible, para convertirse en una cualidad de la que todos y todas ganamos. No tenemos sexualidad, sino que somos seres sexuados. Entendiendo por “sexuados “ no el hecho de etiquetar biológicamente a las personas en el modelo de dos casillas como hombre o mujeres en función de su marca genital, que es también cultural, sino seres con capacidad de sentir , gozar, expresar y comunicarnos a través del cuerpo. Y de esta dimensión sexuada dependerá nuestra forma de “vivenciarnos” y relacionarnos como hombres, mujeres o cualquier opción de ser o identificarse como persona (intersexuada, transexual o transgenérica), que lejos de mantener una guerra transitan juntos a lo largo de la vida, valorando positivamente su diferencia. Sobre estas premisas se justifica la necesidad e importancia de una adecuada educación sexual que ya no puede seguir negada por más tiempo (Carrera, 2006).


En este sentido, la escuela, como principal agente educativo formal, tiene no sólo el deber sino la obligación ética y legal de proporcionar a sus alumnos y alumnas la formación necesaria para que sean capaces de vivir su dimensión sexual de una forma saludable y satisfactoria. La colaboración entre la escuela y la familia será el pilar básico desde el que abordar la tarea. Así la familia se convierte, por su parte, en principal destinataria de la educación sexual; y, por otra parte, en principal agente de educación sexual. Sólo la combinación de la dimensión sexual de los padres y madres y de la confluencia del trabajo de la familia y de la escuela en la formación afectivo-sexual de los adolescentes garantizará el éxito de las intervenciones de educación sexual desarrollada. Junto a estos importantes agentes de socialización , la sociedad, en general, a través de sus diversos agentes de educación no formal (asociaciones, universidades populares u ONGs), desempeña también un papel crucial en esta tarea, al reforzar la formación de la dimensión sexual  obtenida durante las etapas de escolarización y abarcar a diversos colectivos de destinatarios y destinatarias.


!Educación Sexual, de la teoría a la práctica" María Lameira y María Victoria Carrera. Ed. Pirámide (Madrid 2009)